jueves, 19 de mayo de 2011

SOMOS RELATIVOS

Todos al nacer, tenemos personalidad propia marcada en los genes, pero además recibimos una serie de influencias del exterior, que juntos dan forma a nuestra persona, estas influencias vienen dadas por el entorno en el que vivimos, las relaciones que decidimos tener, los libros que leemos.. etc.,

La suma de las dos partes, la genética y las influencias exteriores hace que cada  uno de los hombres-mujeres, seamos únicos, porque todos  somos diferentes y no hay dos iguales, seamos originales,  porque nadie es copia de nadie y también seamos irrepetibles, pues en toda la historia no se va a repetir a nadie.

A todo esto los humanos, tenemos que añadir nuestras limitaciones, pues somos producto de la vida, y esta está insertada en un planeta llamado Tierra, limitado en el tiempo y en el espacio, y por lo tanto nosotros también lo estamos, es decir vivimos el presente, recordamos el pasado y podemos prever el futuro.

Todo esto trae como consecuencia nuestra relatividad, nadie tiene la verdad absoluta, sino que cada uno tenemos nuestra verdad relativa, y las afirmaciones que hacemos están relativizadas por todo lo anterior, por lo que no hay nada absoluto, y es que en nuestras reflexiones reflejamos nuestra impronta, la que hemos adquirido a través de nuestra vida, y por ello tenemos que admitir que somos relativos.

Una afirmación muy corriente que decimos: dos mas dos son cuatro, esto es posible por que lo ajustamos a unas normas que todos hemos aceptado, pero si cambiamos esas normas el resultado puede variar, por lo que tendríamos que decir que dos más dos, no siempre son cuatro.

Por eso tenemos que tener en cuenta que nuestros análisis, pueden ser reformados, ampliados, modificados…  por otras personas que partan de otros fundamentos, y a su vez todas las reformas que nos hacen pueden ser transformadas de nuevo por otras personas.

Precisamente en el hecho de que se puedan modificar nuestros planteamientos, y siempre que nosotros lo asumamos está el enriquecimiento de nuestra personalidad, es muy importante el aceptar nuestra relatividad y escuchar a los demás y así poder asimilar nuevas ideas que nos hagan crecer.

Jesús como hombre que era, también estuvo sujeto a las influencias del momento en el que vivió, y eso es natural, a eso hay que añadir, que no nos dejó nada escrito, sino que los escritos que nos han transmitido son posteriores y hechos por personas que recogían las vivencias de Jesús de otros, por lo que hay que añadir que estos al escribir también reflejaban todas sus relatividades.

Lo que es cierto es que Jesús nos transmitió: una forma de vida que El llevó hasta las últimas consecuencias, un mensaje sobre el Reino al que tenemos que hacer realidad y un Dios Padre que es todo amor y misericordia.

Es que Dios Padre, es ilimitado y por lo tanto absoluto, y ante El nosotros solo podemos poner nuestras relatividades, debemos aceptar nuestra pequeñez para así poder avanzar, y quizás tal y como Dios dice a Moisés en la zarza ardiendo: “descálzate que estás en terreno sagrado”, nosotros también nos tenemos que “descalzar” de nuestro ego y reconocer que somos relativos.

                 





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